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La trastienda de Chile en la Copa América

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Ayer, en la conferencia de prensa, cada jugador chileno se encargaba de repetir un mensaje. “Nos han tratado como la Cenicienta del torneo. Dicen que no tenemos experiencia y que junto a Colombia somos los más débiles de la Copa América. Pero se equivocan. Y lo vamos a demostrar”, declaraban casi como un grito de guerra.

Y tuvieron razón. Superaron las espectativas y consiguieron un meritorio cuarto lugar. El problema, era que no, fue que el formato del torneo nos perjudicó, pues si bien clasificaban los cuatro primeros a la final, el último cupo lo definían entre el cuarto y el quinto. “Me tinca que esa idea se le ocurrió a un argentino”, decía medio en broma medio en serio uno de los seleccionados.

El capitán, Mauricio Zeman, fue más protocolar: “Si vas a una fiesta y cambian el whisky tú no reclamas. Acá es lo mismo. Es un honor representar a Chile en este torneo y las reglas son iguales para todos”.

El repechaje, tres mano a mano frente a Argentina, aparecía como una tarea dura, pero no imposible. Mal que mal, sacamos mayor puntaje, y además, ser cuartos nos daba el derecho a escoger los enfrentamientos. La tarea de seleccionar a nuestros tres representantes fue “algo” complicada, pues si bien Zeman y Capdevila iban seguros, el tercero debería salir entre Carlos Martínez y Carlos Zúñiga, este último experto jugador de mano a mano. Pero primó la nobleza y el mismo Zúñiga fue quien propuso que debían jugar los tres mejores resultados, lo que dejaba a Martínez con la responsabilidad de la tercera mesa. “Fue un alivio. De verdad me sacó de un problema”, admitió Zeman.

El plan fue el siguiente: Martínez debía enfrentar al jugador más fuerte de los rivales, el profesional PokerStars Leo Fernández. Las razones fueron dos: el chileno ya había enfrentado al trasandino en su mesa y se tenía confianza. La otra fue que así Capdevila y Zeman, que estaban jugando muy bien, enfrentaran a los dos rivales en teoría más débiles.

Pero todo salió mal. Capdevila y Martínez cayeron ante sus rivales. Una dolorosa derrota. Tanto que el equipo se quedó hasta altas horas de la madrugada analizando y lamentándose.

El desayuno de hoy fue silencioso. Esta vez, los chilenos no compartieron la mesa. Capdevila estuvo con su novia y yo estuve con Zúñiga y Zeman. Los tres tenían en sus ojos marcadas sombras. Sé que no pudieron dormir. El resto del equipo no apareció.

“Hay que seguir aprendiendo”, analizó Zeman. “Esta vez dimos mucha ventaja y eso no puede repetirse. Por ejemplo había jugadores en nuestro equipo que nunca habían jugado en vivo. Eso es mucha ventaja, pero aun asi lo hicimos bien y fue una gran experiencia. Lo del mano a mano es como ir a los penales en el fútbol y lamentablemente nos tocó perder”, finalizó.

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