El finlandés era el último que faltaba para completar una de las reuniones más esperadas por los aficionados al poker en los últimos años. El Strip va a contener durante los próximos días alas cuatro mayores estrellas mediáticas que surgieron de las nosebleeds: Phil Ivey, Tom Dwan, Gus Hansen y el propio Antonius.
Los nostálgicos estamos de enhorabuena. Cuánto han cambiado las cosas desde hace unos meses.
Por unas cosas u otras, estos cuatro símbolos de la época dorada del poker habían desaparecido de la vida pública.
Phil Ivey era al que teníamos más localizado. Sus continuos problemas legales, primero con su divorcio y luego con sus trampas en casinos de New Jersey y Londres, le llevaron a un semiretiro que le ha apartado del circuito casi dos años y medio. Se limitó a aparecer en algunos torneos asiáticos como parte de sus compromisos publicitarios y a jugar cash en Macau. No fue hasta hace un par de meses que anunció su deseo de volver a viajar para jugar torneos, y desde entonces ha obtenido cajas en las Triton Series de Montenegro y en las WSOP.
El caso de Gus Hansen también es ampliamente conocido. Harto de perder, fue dejando el poker poco a poco yel año de su última caja en el circuito. En ese mismo año se registró su útlima aparición en Full Tilt. Abandonó Pokerstars en mayo de 2015 y estuvo casi un año apartado de cualquier tipo de partidaPaulatinamente, recuperó el interés por el cash en vivo, y se volvió a dejar caer por el Aria unos meses después. Ahora su vuelta al poker es un hecho, y además de sus viajes a Viena y Rozvadov y sus maratonianos sesiones en la Bobby’s Room, ha
declarado Tom Dwan y Patrik Antonius han sido muchísimo más discretos. Ambos empezaron a espaciar sus viajes poker ístmicos entre 2013 y 2014, antes de desaparecer completamente de las listas de jugadores de los torneos más importantes. Los dos se han pasado años jugando en partidas privadas, muy estrictas a la hora de tolerar publicidad, Tom en Macau y Patrik en Montecarlo y otras ciudades europeas. Al igual que Ivey, Tom empezó a dejarse ver de nuevo como concesión a sus socios asiáticos, y Mientras, Antonius se dejó tentar por la presencia del EPT en su ciudad de residencia en 2017 y le han vuelto las ganas de jugar torneos. Ambos han vuelto al circuito de pleno en 2018, y ya han jugado varios High Rollers este año.
Así pues, todo está preparado para la gran reunión en 2018, y la cita más probable puede serel Big One for One Drop. Sería todo un bombazo, especialmente para las WSOP, un festival que nunca pareció muy del agrado de estos jugadores, sabiendo las partidas de cash que se montan en la ciudad por esas fechas.
Solo Ivey se puede considerar un cazador de brazaletes. Es el segundo mayor coleccionista de pulseras, con 10. Se ha volcado de nuevo en ls WSOP en 2018, con cajas en el COLOSSUS, el MILLIONAIRE MAKER y el PPC, pero su última caja previa databa de 2014. Hansen no cobra en las WSOP desde 2013, y la última vez que Dwan y Antonius pasaron por caja en el Rio corría el año 2011.
El torneo del 1.000.000$ no es la única oportunidad de volverles a ver juntos delante de las cámaras. Es posible también que les seduzca retomar sensaciones en el Main Event, quién sabe. Sería algo espectacular, una vuelta a épocas mucho más disparatadas del poker. Un bombón para el espectador.
Para recordar esos tiempos, permítenos rescatar un documento proveniente de la anterior etapa de Poker After Dark, una partida de cash en que los cuatro coincidieron con Daniel Negreanu y Phil Hellmuth en la que ha sido, probablemente, la mejor alineación de un programa de TV sobre poker. Y para que veas cómo era aquello, aquí los tienes flipeando por medio millón de dólares.
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