Al Main Event del WPT Rolling Thunder en California le quedaban cinco jugadores en carrera, todos con un premio asegurado de US$69,650 en una mesa final que tenía ciegas de 30.000/60.000 y ante de 10.000. Fue ahí cuando empezó esta mano que terminó con un fold de los más increíbles que se hayan visto en la historia del poker.
Después de que se bajaran tres jugadores, Ian Steinman levantó K K en la ciega chica y decidió raisear hasta 160.000. A continuación, Joe McKeehen, campeón mundial en 2015, dio el call desde la grande con Q 10, armando así un pozo de 370.000.
El flop trajo A 5 7 y Steinman apostó 150.000 que fueron pagados por McKeehen.
El river (¡siempre el river!) se sacudió con un K, la carta de la discordia: Steinman formó un set de reyes y McKeehen… una de esas manos que te aceleran el corazón. Así fue que Ian y su triunvirato apostaron 800.000, una cifra que lo único que provocó fue que quien portaba la escalera mirara su stack y cantara lo obvio: “All-in, 2.940.000”.
Y ahí empezó el verdadero show de escapismo, digo del mítico Harry Houdini, que llevaron a Steinman a tomar la decisión que finalmente anunció. En el medio gastó seis fichas de tiempo extra, el antídoto que los torneos han encontrado para combatir a los tankeadores seriales.
Esta time chips son extensiones 30 segundos que los jugadores tienen reservadas para estas manos que requieren minutos y minutos de análisis. Y que al cabo terminan creando más épica.
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