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Mantén a raya tu ego

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En unos pocos años, Leo Margets ya ha hecho un nombre por sí misma en la historia del poker. Leo es uno de los mejores profesionales de España de Poker y miembro del Equipo PokerStars.

Procedente de Barcelona y actualmente residente en Londres, Leo tiene una multiplicidad de intereses que van desde idiomas hasta deportes de resistencia, y también puede presumir de un Master en Gestión de Empresas de Comunicación.
PokerStars anunció la firma de Leo como uno de sus miembros de su Team y se une a otros grandes nombres como Daniel Negreanu, Chris Moneymaker y Liv Boeree.

Esperamos que disfrutes su artículo:

“En el ambiente del poker se habla constantemente sobre lo importante que es estar seguro de uno mismo para alcanzar resultados, de lo mucho que nos ayuda el autoestima. Sin embargo, lo que a menudo pasa como una gran autoestima es simplemente ego.

Esto puede parecer una afirmación un tanto rotunda así que aclaremos primero qué es autoestima: simplemente el respeto y valoración de uno mismo de manera no exagerada. El autoestima combina una visión sana de uno mismo con una visión sana de los demás, tratando a los otros con el mismo respeto que a uno mismo.

Por su parte el ego se centra en la importancia de uno mismo por encima de los demás. El ego requiere la aprobación externa, la validación, constante atención y gratificación. El ego cree en su propia superioridad por encima de todas las demás.

Y es que el poker es un juego que tiende a potenciar los egos. A veces está bien tener un gran ego, pero a menudo nos hará más mal que bien en nuestra búsqueda del éxito como jugadores. Son varias las razones por las que demasiado ego puede afectar nuestro juego, la primera y más importante, puede impedir a uno aprender todo lo que debería. Sucede frecuentemente que cuando critican nuestro juego, más que absorber la información que nos presentan, solemos defender nuestras jugadas. Creo que esto es un error tremendo.

Por supuesto, esto no es así siempre, pero el concepto básico es válido a pesar de todo. Es extremadamente importante entender cómo tratan otros ciertas situaciones y por qué.

Como mínimo, entender el razonamiento detrás de una jugada nos puede ayudar a crecer como jugador en el sentido de entender y leer mejor a los otros jugadores.

También nos puede ayudar a ver mejores maneras de afrontar diferentes situaciones. Creo firmemente que una de las maneras más importantes para mejorar como jugador es debatir manos con otros, y para lograr hacer este ejercicio con éxito, uno debe tener una mente abierta.

La percepción que uno mismo tiene de su habilidad a la hora de desarrollar ciertas actividades pocas veces difiere de la realidad, es decir que solemos ser conscientes de lo realmente hábiles o zoquetes que somos, sobre todo porque es algo contrastable, obvio o demostrable. Sin embargo, se me ocurren tres excepciones claras a esta afirmación: cantar en la ducha, hacer el amor, y por encima de todas ellas: jugar al poker. ¡Acaso no nos creemos todos unos ases en cada una de ellas? Y más aún, ¿quién va a decirte lo contrario?

El mundo está lleno de aspirantes a Maverick, pero más que eso, el mundo del poker rebosa de “me-creo-que-soy-Maverick”, jugadores que creen poseer una habilidad especial, que están dotados, cuando en realidad no lo están.

El poker es increíblemente complejo, y contradictoriamente, en parte, esto se debe a que aparentemente parece tan simple. Te reparten unas cartas, apuestas, ganas o pierdes y vuelves a repetir el proceso una y otra vez. Los principios básicos del poker requieren habilidades de escuela primaria.
Alumnos de 7 años pueden jugar. Pero debido a su simplicidad tan básica cada minúsculo aspecto del juego arrastra con él un amplio rango, en el que las decisiones pueden variar desde ser excelentes a horrorosas. Cada aspecto ofrece una amplia variedad de oportunidades para escoger diferentes caminos estratégicos que tomar.

Una gotita de agua no tiene demasiado impacto en nada. Pero toma a la vez millones de gotitas y tendrás un efecto poderoso capaz de ocasionar consecuencias gravísimas. Así es el poker: los efectos acumulados de cientos de eventos que por si mismos no son significativos, pero que tomados en conjunto pueden marcar toda la diferencia del mundo.
El poker es un juego difícil y complejo que nunca nadie en el mundo podrá dominar al 100%.

Piensa en todas las veces durante tu vida pokeril en las que alguien te farolea. Las probabilidades de que tú siempre descubras que estás siendo faroleado son absolutamente cero. ¡Nunca nadie será tan tan bueno! Incluso los mejores jugadores del planeta cometen errores varias veces, y es que hay tantísimas alternativas cuando jugamos poker, a menudo con escasa información con la que decidir. Pero es que parte de ser un gran jugador es entender que no eres perfecto, entender que siempre puedes mejorar, entender que hay un inmenso agujero de cosas que no sabes (de entrada porque no te has enfrentado a todos tus posibles oponentes en el mundo).

Por otra parte, algunos de los jugadores realmente malos o débiles, son aquellos que creen saberlo todo. El “yo-lo-se-todísimo” es una de las debilidades más explotables que puede tener un jugador. Más allá de los que distorsionan la realidad, están los que simplemente creen que juegan mucho mejor de lo que lo hacen, y no aprecian cuánto necesitan aprender.

Tienes que estar dispuesto a recolectar “gotitas de habilidad”, a la vez que conocer y construir tu propia habilidad de las pequeñas oportunidades. No esperes a que las oportunidades simplemente caigan en tus manos. Un poker 100% perfecto es inalcanzable, y una vez te crees alguien, otra persona te demostrará un par de cosillas para demostrarte que aún te queda tanto por hacer.

Si llega el momento en el que empiezas a pensar que ya no tienes nada que aprender, entonces realmente es que tienes que aprenderlo todo.

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