Un juez ha desmontado la pretensión de cobrar impuestos del fisco holandés y abre la puerta a posibles devoluciones millonarias a aquellos que ya pagaron.
De un plumazo, Holanda puede pasar de ser uno de los países europeos en los que existía más incertidumbre sobre el juego remoto a convertirse en un refugio ideal para los expatriados del poker online, y todo gracias a una cambio radical en la visión gubernamental sobre la tasación del juego online.
Los jugadores holandeses y las empresas del sector con interés en establecerse en aquel territorio recibieron unas nefastas noticias en 2016. La ley sobre el juego online debatida en la cámara baja del país centroeuropeo recibió unas brutales enmiendas que pretendían establecer una carga fiscal del 29% a los operadores. A su vez, la Belastingdienst, el fisco holandés, inició los trámites para exigir ese mismo 29% a los jugadores de poker online que no tenían regularizada su situación fiscal con el Estado.
Cientos de jugadores, entre ellos los más importantes del país, se encontraron con exigencias de pago que, en sus casos más excepcionales, sobrepasaban los 500.000€. Estas cifras, calculadas sobre los datos obtenidos a través de Pokerstars.eu, son un dato ofrecido por el abogado contratado por una comunidad de jugadores que decidieron negarse a pagar y presentar batalla en los tribunales.
En el último día hábil de 2018, el 31 de diciembre, el juzgado de apelación de Den Bosch ha emitido sentencia a favor de los jugadores. El juez ha decidido que la Belastingdienst no tiene derecho a cobrar impuestos a los jugadores locales por las ganancias logradas en la sala licenciada en Malta.
A esto se une la resurrección de la ley que empezó su recorrido parlamentario en 2016, que había sido apartada en un cajón ante las desavenencias entre los partidos que la debían ratificar en la cámara alta. El texto puede empezar su último paso hacia su aprobación en febrero próximo, con una nueva perspectiva sobre la presión fiscal que se debe aplicar a los operadores.
Queda en la mano de la Hacienda holandesa apelar la sentencia, que tiene un efecto secundario muy nocivo para ellos: deberán devolver millones de euros ya abonados por los jugadores que decidieron plegarse a las exigencias de su gobierno y pagar esas tasas.
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